La loca
geografía y geología de nuestro país vino en ayuda de la innombrable. La
erupción del Villarrica, hasta el momento bastante menor, ha sido el bálsamo
que tenderá a lavar la excrecencia que cubre a la mandataria. Armó maletas de
inmediato y cortó en un ¡zas! a la novena región para encabezar el comité de
crisis en terreno.
Ha
dictaminado que, efectivamente, el volcán hizo erupción pues lo vio con sus
propios ojos y no se enteró por la prensa, lo cual es ya un avance
significativo. Dictaminó también emergencia agrícola para paliar en mejor
manera los problemas de los agricultores damnificados potencialmente por el
fenómeno. Creo que debería considerar la propuesta de declarar al volcán
Villarrica enemigo público número uno de la nación. Lo curioso es que frente a
otros problemitas graves de la región, como lo es el tema de los mapuches
terroristas (que no son los mapuches mayoritarios, pero si los más ruidosos y peligrosos),
que asaltan, roban, expolian en concubinato con una feble CONADI, amenazan,
queman y matan no se oye padre. O con los problemas derivados de la falta de
incentivos de inversión permanente en la zona, para lograr trabajo para la gente.
O los gravísimos incendios que han dañado más territorio que lo hecho por el
volcán……pero, no, ella sólo privilegia a la región con su presencia en
vacaciones de ella misma y cuando el volcán está operativo.
Lo cierto
es que su manejo de crisis es harto pobre, porque a varios no se nos olvida que
algún rol debió jugar en la cagadita del príncipe consorte, que mintió para el
terremoto, que trata de tapar la bulla con el bono marzo (que no lo paga ella ,
sino todos los ciudadanos de este país con nuestros impuestos, en una versión
libre del conocido “Chile ayuda a Chile”), que inauguró un hospital con
pacientes falsos sabiéndolo, que ha ganado millones con los puestos públicos,
que hasta está en duda si es de verdad médico, etc., etc.
Un país
como el nuestro no puede seguir aceptando un discurso en el cual se proponen
ideas que aparentemente son fantásticas, pero que no tiene otro objeto que
imponer una visión del mundo donde ellos, los verdaderos privilegiados, imponen
su visión de libertad, de igualdad, de repartición de la riqueza, pero siempre
desde la posición privilegiada del que no tendrá que sufrir el reparto
igualitario de la pobreza. Ejemplos hay miles: Allende y su modesta casita en
Las Condes, su whisky y fiestas, Neruda y su colección de chozas, Maduro,
Chávez y los Castro….Todos sufrientes ángeles.
¿Qué
derecha y qué izquierda? puras tonteras. El decálogo de la sociedad sana y
creciente no es otro que gente que entiende que tiene que trabajar, que tiene
que pagar sus impuestos, que tiene que esforzarse, niños que estudian de
verdad, profesores que quieren serlo, empresarios que se desarrollan….una
sociedad de desiguales porque allí está la verdadera riqueza, en la diversidad
de talentos… y el Estado, muy importante, pues debiera sólo preocuparse de
entregar a todos los ciudadanos paz, seguridad, salud y educación… discriminando,
haciendo pagar al que puede, dándole gratuidad al que no (y lo merece),
solventando la pobreza con educación y no dando limosnas.
Chile es
suficientemente rico como para no tener pobres en la miseria pero falta desarrollo
y voluntad política de dar selectivamente, de entregar vías, caminos de
superación, programas que no se consuman en el costo de la propia aplicación.
No más
ideologismos baratos, pasados de moda, autodestruidos. No más nepotismos de
ninguna especie, ni privilegiados por posición política, ni uso de información
privilegiada, ni tontos útiles, ni útiles tontos, deseamos gente que trabaje
por lo que se les paga y no por sus egos inmensos. No queremos más Andrades ,
ni una C.U.T. que se representa solo a sí misma, ni trabajadores del cobre (CODELCO)
que cobran casi todo el sueldo de los chilenos (cosa que curiosamente no ocurre
en la minería privada, dicho sea de paso), ni pseudointelectuales de izquierda
trasnochados que aspiran a ojalá no ser entendidos nunca, ni políticos vendidos
por plata, ni oligarquías.
Queremos
un país que mire para adelante con desafíos claros: debemos aumentar nuestra
productividad, debemos cuidar a nuestros viejos y premiar a nuestros mejores
jóvenes, debemos forjar mano de obra calificada, debemos lograr un sentido de
responsabilidad en los trabajadores más allá del simple cumplimiento, debemos
lograr tener políticos que piensen en el bien real del país y no en si ponen
sal en la mesa de un restaurante o no. En fin, debemos ser hacendosos y
trabajadores, honrados, leales, responsables y cultos.
Ya tengo
50 años, ojalá que mi hija al menos pueda ver a mi país alguna vez transitar
por el verdadero camino del desarrollo y no estancarse en ideologismos de
tercera clase que hacen perennes los problemas sociales arrogándose el conocer
la llave de la solución.
Innombrable,
renuncia ya!